Esfumada una sonrisa en el partir del sol un sabio corría gritando que la fe se acabó y lo que queda es la humildad de saber reconocer que hasta las piedras, como las personas, se pudren.
La pobre amistad que tenía un ciervo con aquel lago, se perdió por una desilusión, por un embustero error que proporcionó el disparo de un hombre sin corazón que al intentar ganar un adorno, una vida perdió.
Aveces el hambre quiere descansar, pero el jodido más jodido está cuando a ella el rico le deja marchar, porque antes está el poder del brillo en el cristal que el sabor de alimentar a una boca seca.
Ya no llores, susurra el cielo gris, cuando él silbando nunca no deja de llover, porque la noche ya no llegará, solo el sol quedó sin poder descansar, ya que la noche en el día anterior se suicido por nunca haber sabido amar.
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